
Exploramos la dualidad de los orcos en el universo de El Señor de los Anillos entre el mal natural, la oportunidad de redención y la victimización de las circunstancias.
Los Orcos de El Señor de los Anillos y otras obras de JRR Tolkien suelen representarse como el rostro del mal. Liderados por poderosos villanos como Sharon o Morgoth, estos seres no sólo son ejecutores de órdenes diabólicas, sino también enemigos de los pueblos libres de la Tierra Media. Sin embargo, una pregunta permanece en la mente de los fans y del autor: ¿son los orcos inherentemente malvados o simplemente víctimas de sus circunstancias?
En las narrativas de Tolkien, cada orco aparece como un antagonista, actuando bajo las órdenes de algún señor oscuro o actuando como bandoleros y cazadores inocentes. A pesar de los actores opuestos, no todos eligen su camino entre el mal puro. Algunos creían que estaban haciendo lo correcto, mientras que otros consideraban que no tenían otra opción. Por ejemplo, los dunlendinos lucharon para reclamar las tierras que habían sido tomadas por Sauron.
La personalidad de los orcos.
Los orcos en las obras de Tolkien no eran simplemente zánganos sin sentido. Tenían personalidades distintas y en ocasiones mostraban libertad de elección. En «Las decisiones de Sam Gammy» en Las dos torres, los orcos Gorbag y Shagrat incluso fantasearon con la idea de libertad después de la guerra, lo que demuestra que tienen sus propios deseos y ambiciones. Si bien su lealtad a Sharon está casi garantizada, la historia de la Tierra Media muestra que el gobierno se basa en el miedo, y los orcos son conscientes de este hecho y lo resienten. Esta capacidad de actuar de forma independiente, aunque rara vez se practica, sugiere que los orcos no estaban completamente desprovistos de agencia o moralidad.
Sin embargo, en El Señor de los Anillos, estas criaturas a menudo disfrutan de la violencia, lo que complica cualquier argumento sobre su potencial para el bien. Tolkien describe a estos personajes como seres crueles y atormentadores que actúan con maldad incluso sin las órdenes de sus oscuros amos. Este comportamiento está incrustado en un contexto de conflicto constante, lo que sugiere que la violencia es una parte natural de ellos más allá de su entorno o educación.
Por el contrario, en El Silmarillion y otras obras, Tolkien sugiere que son víctimas de la corrupción de Morgoth, lo que lleva a una disonancia entre la representación teórica y práctica. Aunque originalmente se consideraba a Morgoth como el yo, Tolkien adaptó el concepto a su creencia teológica de que nadie es insalvable, revisando el concepto de seres corruptibles sino de su potencial de redención.
Conclusiones éticas en la Tierra Media
El problema para determinar si estos personajes son inherentemente malvados radica en la revisión que Tolkien hace de su naturaleza. Aunque funcionan como elementos malignos en la narrativa de El Señor de los Anillos, permitiendo acciones heroicas fuera de toda cuestión moral, la complejidad de su creación y desarrollo proporciona un terreno fértil para explorar las grietas en el escudo del mal perfecto. En la tradición de Tolkien, incluso en medio de la guerra y el horror, la esperanza de redención nunca es alcanzable, lo que sugiere que, en última instancia, pueden ser una buena parte del mundo.
En este enfoque, el tratamiento que Tolkien da a los orcos nos obliga a cuestionar nuestras ideas sobre el mal y la redención y cómo refleja la literatura fantástica y nos obliga a examinar nuestras propias opiniones sobre el bien y el mal, lo que nos lleva a examinar la profundidad de los personajes a primera vista. , parece irremediablemente perdido.